Marcha del Orgullo 2024: una nueva movilización para tomar las calles y combatir los discursos de odio
Mientras los mensajes oficialistas de homofobia y transfobia están en aumento, un encuentro masivo se prepara para visibilizar las políticas excluyentes del gobierno.
Por Facundo Galván*
Argentina es pionera en lo que refiere a derechos para la comunidad LGBTIQ+. Desde la aprobación del matrimonio igualitario, en 2010, hasta la sanción del decreto 476/2021, que permite la opción de la nomenclatura “X” en el Documento Nacional de Identidad y el pasaporte, el país reconoce legalmente las identidades de género fuera del tradicional binomio masculino/femenino. Sin embargo, estos avances están bajo amenaza por el gobierno que además de negar la diversidad sexogenérica, la ataca en el ámbito público y cuenta con la legitimidad de su electorado.
El 2 de noviembre se realizará la 33° Marcha del Orgullo LGBTIQ+ en la Ciudad de Buenos Aires. Bajo el lema “No hay libertad sin derechos, ni políticas públicas” volvemos a marchar en un contexto saturado de discursos de odio que, aunque no sean nuevos, en la actualidad son legitimados por el partido ultraconservador que gobierna Argentina, La Libertad Avanza. Discursos homofóbicos y transfobicos como las del propio presidente, Javier Milei, el tuitero Daniel Parisini, también conocido como “El Gordo Dan”, el politólogo Agustín Laje y Diana Mondino, entre otros, tienen la capacidad de crear un clima de intolerancia que pone en riesgo los avances de décadas recientes.
El orgullo: ser y existir
El concepto de orgullo ha evolucionado a lo largo de la historia, especialmente dentro del activismo LGBTQ+. En Argentina este término ha adquirido connotaciones ligadas tanto a la resistencia política como a la celebración de la diversidad. Podemos pensar en tres acepciones clave del orgullo.
Orgullo personal: según Judith Butler el orgullo tiene un componente disruptivo, que desafía la heteronorma que estructura lo que es aceptable o no en términos de identidad sexual y de género. El orgullo, en este sentido, es una respuesta directa a la vergüenza impuesta socialmente sobre los cuerpos e identidades disidentes.
Orgullo gay: en los años 60, tras los disturbios de Stonewall, surgió como una respuesta a la represión sufrida por la comunidad homosexual. Se trata de una reivindicación del derecho a existir sin ocultarse ni avergonzarse.
Orgullo LGBTQ+: Marlene Wayar señala, desde una perspectiva travesti, que el orgullo no solo busca resistir, sino también construir un mundo donde las personas trans, travestis y no binarias puedan existir en libertad. En otras palabras, se ha expandido para abarcar todas las identidades dentro de la diversidad sexual y de género.
La Marcha del Orgullo no se trata sólo de caminar por las calles. Se trata de visibilizarnos, de reivindicar cada derecho conquistado y de dejar en claro que no daremos un paso atrás. Cada persona que participe estará aportando a la construcción de una sociedad más justa y libre. En este sentido, el orgullo no solo es una celebración de la diversidad, sino una proclamación política. Como afirma Susy Shock en su poema Yo, monstruo mío: “Reivindico mi derecho a ser un monstruo y que otros sean lo Normal”. Este pasaje, que fue adoptado como un lema por muches dentro del activismo LGBTQ+, resume la idea de que la disidencia es una forma de resistencia frente a la heteronorma patriarcal opresiva. En un contexto donde la libertad está en disputa, la 33ª Marcha del Orgullo es un llamado urgente a la unidad y la resistencia.
La retórica de las fuerzas del cielo
El concepto de “discursos de odio” suele ser tendencia, tanto en los medios de comunicación -tradicionales y digitales-, como en la sociedad. Se trata de una idea polisémica. Para el Laboratorio de Estudios sobre Democracia y Autoritarismos (LEDA/Lectura Mundi) y el Grupo de Estudios Críticos sobre Ideología y Democracia (GECID-IIGG/UBA) se trata de “comunicaciones públicas que buscan fomentar, incitar o justificar la discriminación, deshumanización o violencia hacia individuos o grupos debido a su afiliación religiosa, étnica, nacional, política, racial, de género u otra identidad social.
Estos discursos pueden generar un ambiente cultural de intolerancia y odio, y en algunos casos, llevar a la sociedad a adoptar comportamientos agresivos, segregacionistas o incluso genocidas” (2021). A partir de esta definición podemos identificar declaraciones públicas, de figuras del partido La Libertad Avanza, que contienen estrategias discursivas que refuerzan la discriminación y deshumanización de las personas LGBTQ+. Estas afirmaciones categorizan a las diversidades sexuales como amenazas al orden social. Por lo tanto, este tipo de discursos legitiman comportamientos violentos y excluyentes en la sociedad.
Uno de los casos más controversiales fue cuando el del Ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, afirmó que “la diversidad sexual no es más que un invento subjetivo”. Esta declaración, trivializa a la diversidad sexual como algo inventado, mientras desestima la validez de las identidades LGBTQ+. El ministro, de esta manera, genera una clara distinción entre los grupos internos, aquellos que consideran que las identidades sexuales no tradicionales son inválidas y los externos, la comunidad LGBTQ+. El uso de “invento subjetivo” es una forma sutil -sostenida en el biologicismo- que pretende etiquetar a las personas LGBTQ+ como un “otro” inferior.
Por su parte, el influencer libertario Daniel Parisini ha declarado que “la homosexualidad es una aberración contra la naturaleza y no deberíamos celebrarla”. Este tipo de comentarios, disfrazados de “opiniones personales”, refuerzan estereotipos y crean un clima adecuado para la discriminación y el odio. El uso de términos como “aberración” no sólo refuerza la discriminación, sino que incita la deshumanización a las personas LGBTQ+.
¿Viva la libertad Carajo?
El presidente Javier Milei es un promotor de este tipo de discursos. En una entrevista realizada por Jaime Bayly, Milei afirmó: “Si querés estar con un elefante… Si tenés el consentimiento del elefante es problema tuyo y del elefante”. Este tipo de analogía son características del discurso ultraconservador, que compara el matrimonio igualitario y la elección de tener un vínculo con elefantes, deshumaniza y promueve el rechazo hacia las diversidades sexuales y de género.
Por su parte, el politólogo Agustín Laje, ferviente militante antifeminista y anti-LGBTQ+, ha contribuido a crear un clima de intolerancia. Laje, en un reciente acto público, afirmó que “la homosexualidad es una agenda impuesta por organismos internacionales para destruir los valores tradicionales”. De esta manera, los discursos de las nuevas derechas buscan perpetuar la idea de que las identidades LGBTQ+ son una amenaza externa, lo que intensifica los sentimientos de odio hacia la comunidad.
La canciller Diana Mondino ha comparado el matrimonio igualitario con “tener piojos”. Que Mondino iguale a las personas LGBTQ+ con una enfermedad refuerza prejuicios que fueron usados para justificar la exclusión y discriminación de nuestra comunidad durante décadas. Además, patologizar la homosexualidad, y otras orientaciones sexuales que no sea la hetero, va en contra de la resolución de la Organización Mundial de la Salud, que en mayo de 1990 excluyó a la homosexualidad de su lista de enfermedades psiquiátricas.
El orgullo, nuestra respuesta política
Frente a estos ataques, la Marcha del Orgullo de 2024 se posiciona como un acto de resistencia. No es casualidad que la consigna elegida sea “No hay libertad sin derechos ni políticas públicas”. Mientras el gobierno de Milei intenta apropiarse de la noción de “libertad” para justificar ataques a sectores minoritizados, entre otros, la Comisión de Organización de la Marcha del Orgullo (COMO) responde con una idea más amplia de Libertad, que incluye la libertad de ser, de amar y de existir sin miedo.
En tanto que se siga intensificando discursos que deslegitiman la diversidad de identidades y buscan desacreditar los derechos conquistados, nuestra comunidad responderá con la fortaleza característica, por aquellas y aquellos referentes que han dejado su vida por un mundo mejor y por las nuevas generaciones. Cuando sectores ultraconservadores pretenden apropiarse de la palabra “libertad” tenemos que continuar afirmando que la verdadera libertad sólo se alcanza cuando es garantía de autonomía de toda persona independientemente a su orientación sexual o identidad de género.
Como dijo Lohana Berkins: “El deseo de justicia y libertad es más grande que el odio”. El futuro de los derechos LGBTQ+ en Argentina dependerá de nuestra capacidad para resistir estos ataques y seguir luchando por un país diverso, inclusivo y justo para todes. Es por esto que la Marcha del Orgullo 2024 será el marco donde reafirmamos los valores de igualdad y libertad frente a la amenaza que representan los discursos ultraconservadores que buscan retroceder en derechos fundamentales de todas, todes y todos les argentines.
Invitamos a todes a sumarse el 2 de noviembre a esta jornada de lucha y celebración en la Ciudad de Buenos Aires. Marcharemos desde Plaza de Mayo hasta el Congreso Nacional para demostrar que la diversidad es nuestra fortaleza y que la igualdad no es negociable. Hagamos de esta marcha un grito colectivo por el respeto y la dignidad de todas las personas, sin distinción. ¡Nos vemos en las calles para seguir haciendo historia!
*Facundo Galván es estudiante de la Licenciatura en Comunicación Social de la UNQ.