Científicos de la UNQ participaron en estudio sobre la percepción de tiempo en pandemia

La investigación se realizó en nueve países y combinó datos objetivos y subjetivos. El aislamiento afectó la sensación y el sentido del tiempo.

Un hombre con barbijo mira por la ventana de su departamento. Créditos: Shutterstock
Un hombre con barbijo mira por la ventana de su departamento. Créditos: Shutterstock

Dos científicos de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ) formaron parte de un proyecto internacional que se dedicó a estudiar de manera sistemática cómo la pandemia modificó el sentido del tiempo. La investigación denominada La base de datos de Blursday como recurso para estudiar temporalidades subjetivas durante la COVID-19, fue publicada por la revista Nature y recoge datos de nueve países (ubicados en cuatro continentes) durante el pico de los períodos de confinamiento. Con diferentes cuestionarios y tareas de comportamiento, elaboraron una base de datos para indagar los efectos del aislamiento social en el procesamiento de información temporal, la perspectiva del tiempo, la toma de decisiones, el sueño, la metacognición, la atención, la memoria, la autopercepción y la atención plena.

“El nombre del trabajo ‘blursday’ es un neologismo en inglés para decir días borrosos. No es ni lunes ni martes, es un blursday”, señala Rodrigo Laje, docente e investigador de la UNQ y Conicet que participó del trabajo, en diálogo con la Agencia de Noticias Científicas de la Universidad Nacional de Quilmes.

En el caso de esta investigación, la pregunta más general fue si la percepción del tiempo se vio alterada por el aislamiento social provocado por la covid. Aunque muchos estudios psicológicos abordaron la salud mental durante la pandemia (incluso hay una recopilación de la OMS con más de 170 trabajos en diferentes partes del mundo), no se había tenido en cuenta el sentido y la pérdida de noción del tiempo.

La soledad desespera

Durante los meses de confinamiento existió la sensación de que todos los días eran iguales. Si bien el tiempo pasó más lento o más rápido según la persona ya que los contextos y las circunstancias fueron únicas en cada caso, el trabajo registró tendencias muy marcadas al respecto.

Por ejemplo, el tiempo pasó más lento para quienes se sintieron más solos durante las cuarentenas. La distancia al futuro fue mayor para quienes experimentaron la soledad. Estas personas sintieron que faltaba más tiempo para las semanas y meses que se aproximaban. Otro hallazgo del estudio, que además de realizar conclusiones propone nuevas líneas de estudio a partir de la base de datos constituida, es que cuanto más mayores eran los participantes, más cortas calificaban sus distancias subjetivas al futuro, tanto semanal como mensual.

En esta línea, los participantes del estudio subestimaron los tiempos largos y sobreestimaron los tiempos cortos. Sin embargo, y en comparación a ciclos sin confinamiento, durante el aislamiento fueron más las personas que estimaron de forma correcta el paso de los minutos.

A diferencia de otras investigaciones parecidas hechas a menor escala, Blursday tiene el valor de cuantificar experiencias subjetivas y objetivas de personas que transitaron la pandemia con diferentes culturas y construcciones de sentido. Al respecto, Rodrigo Laje, quien se desempeña como director del laboratorio de dinámica sensomotora de la UNQ, cuenta que “si bien no somos el único equipo que realizó un trabajo de este tipo ya que hubo otros, probablemente seamos el más grande en cantidad de tareas, cuestionarios y personas medidas”.

Detrás de escena

Un estudio de estas características solo fue posible en circunstancias anómalas como la aparición de la covid. Este trabajo, que involucró a más de 2500 personas, tuvo 14 cuestionarios y 15 tareas de comportamiento, sería muy difícil de realizar en situaciones “normales” ya que pocas personas se prestarían voluntariamente.

Teníamos a todas las personas en una situación experimental imposible de reproducir. Entonces, corrimos hasta lograr este experimento que involucró mucho trabajo a lo largo de dos años, no solo antes me medir sino luego para analizar los datos”, destaca Laje.

Cabe destacar que, a diferencia de otras investigaciones, en este caso no había ningún médico en el equipo. El objetivo del trabajo no era hablar de salud mental sino intentar medir cuestiones como soledad y ansiedad, y correlacionarlos con la percepción del tiempo. El otro científico argentino que participó del estudio fue Ignacio Spiousas, doctor en Ciencia y Tecnología de la UNQ quien también investiga la percepción del tiempo.


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Nicolás Retamar

Redactor. Docente y licenciado en Comunicación Social.