María Valdez: “Debemos retomar la vocación amorosa de enseñar a leer la propia tradición”

En el marco de la Semana de la Ciencia y la Tecnología, la Agencia dialogó con la especialista en cine argentino sobre el rol del INCAA, las producciones ancladas en los territorios y el lugar de las mujeres en la industria.

María Valdez es especialista en cine argentino y latinoamericano y docente de la UNQ y la UNA. Créditos: Marcelo Aceituno / Agencia de Noticias Científicas de la UNQ.
María Valdez es especialista en cine argentino y latinoamericano y docente de la UNQ y la UNA. Créditos: Marcelo Aceituno / Agencia de Noticias Científicas de la UNQ.

Durante la Semana de la Ciencia y la Tecnología, la Agencia de Noticias Científicas de la Universidad Nacional de Quilmes realizó un ciclo de entrevistas presenciales con especialistas de distintas áreas. En esta nota, se reproduce parte del diálogo con María Valdez, docente de esta casa de estudios y especialista sobre cine argentino y latinoamericano. “Las artes pueden mediar para hacer una relación más empática entre la ciencia y la tecnología y las personas”, plantea Valdez respecto de la importancia de incluir y visibilizar la rama artística en el tejido científico-tecnológico. También, menciona la necesidad de que las audiencias vuelvan a poner sus ojos en el cine nacional. Como bonus track, recomienda tres películas a los y las lectoras de la Agencia.

-De manera reciente, se puso en tela de juicio el rol del INCAA. Quizás sea una oportunidad para contar cuál es su función.

-Se trata de un organismo autárquico que nació a fines de la década del 50 como una política pública. Su función es regular y financiar, a partir de su propia recaudación, una serie enorme de proyectos audiovisuales, algo que no podría hacerse sin el apoyo del Estado. Sostiene, fomenta y robustece el cine, las producciones para plataformas y otro tipo de contenidos que pareciera que, teniendo en cuenta que estamos en la Semana de la Ciencia y la Tecnología, están fuera de ese circuito. Sin embargo, hay que mirar a las producciones audiovisuales y al arte en general como una parte insoslayable, transversal y fundamental de lo que es ciencia y tecnología.

-¿En qué ámbitos hay que pensarlo así?

-En todos. Te doy un ejemplo, en 1988 había una publicidad del jabón Drive que mostraba a una muchacha que metía la ropa en el lavarropas y aparecían unas enzimas, que eran como unos pac-man verdes, que devoraban la mancha. La persona que estaba del otro lado de la televisión no sabía nada enzimas ni del jabón Drive pero entendía rápidamente, mediante un recurso audiovisual, la función de ese elemento que potenciaba al jabón.

-Entonces, ¿cuál sería la función del arte en CyT?

Las artes pueden mediar para hacer una relación más empática entre ese campo y las personas. Está todo muy sesgado y tenemos compartimentos estancos. Hay que pensar la palabra ‘ciencia’ como algo transversal, como un tejido de vinculación, como una cartografía o como una red celular. No estamos en condiciones de pensar todo por separado.

-¿Por qué?

-Porque vivimos en un contexto en donde se dice que hay que cerrar el Conicet, que la educación, la ciencia y el Incaa no sirven. Ahí se ve que, en realidad, se trata de un proceso transversal y que forma parte del mismo tejido. Por ejemplo, las carreras relacionadas con la música pueden trabajar con frecuencias de determinado tipo que ayuden a tratar enfermedades mentales. Hay que hacer un ejercicio de transversalización que todavía está hiper incipiente.

-Ya que menciona la transversalidad, ¿qué opinión tiene sobre la irrupción de la Inteligencia Artificial en el cine?

-Cualquier período histórico tuvo algún problema con la tecnología; no podemos caer en una teoría de los dos demonios. El problema no es la tecnología en sí sino la tecnología para qué, hay que pensar a quién beneficia y a quién no. Hay que pensar políticas donde la IA tenga un uso político en relación a lo audiovisual y llegue a lugares donde no se puede llegar.  Entonces, me parece fantástico en la medida que haya una política que pueda crear algo y que tome en cuenta a una serie de actores sociales que estén capacitados para hacer ese tipo de trabajo. También hay que pensar que cada avance tecnológico implica una reconfiguración del campo laboral y las herramientas de trabajo. Será necesario dirigirlo hacia una política que no deje que la gente se caiga dentro del sistema. 

Contar desde el conurbano

-¿Cuál es la importancia de realizar producciones desde el conurbano y mostrar las distintas realidades?

Es necesario abrir el espacio para que aquellas voces ancladas en una geografía particular construyan sus propias narrativas. Tampoco podemos llevar a una cristalización del conurbano porque eso es peligroso, pero sí contar la especificidad de la diferencia conviviendo en un mundo que esta en comunicación.

-¿Cómo sería eso?

-Antes el conurbano era una cosa, la ciudad era otra y había una frontera. Ahora, hay muchas herramientas tecnológicas por las cuales el contexto es fluido, van y vienen. La pregunta es cómo hacés para, en ese ir y venir, mantener la individualidad de lo específico y, al mismo tiempo, tener un contexto común de comunicación. Son necesarias las narrativas audiovisuales que den cuenta de contextos específicos por un problema de redistribución de recursos. Ahora bien, ¿cómo hacemos para que esas narrativas funcionen? Porque son potentes y maravillosas. Hay que retomar la vocación amorosa de enseñar a leer la propia tradición.

–¿Volver a mirar nuestro cine?

Rápido y Furioso o Rambo las vieron todos, ahora no sucede así con el cine argentino. Eso es el ejemplo de una política de mercado que homogeniza y no permite la diferencia, eso lo dejan para los festivales de cine independiente. Hay que mirar lo propio.

La marea verde en el cine

-¿Cómo cambió el lugar de la mujer en la industria cinematográfica?

-Hay algo que hemos hecho las mujeres y las disidencias que no lo pudo hacer nada ni nadie hasta ahora: la marea verde. Ese movimiento se llevó puesto todos los compartimentos y no hay vuelta atrás. Entonces, ahora se puede pensar en qué sucede con los cuerpos dentro de un rodaje, hay talleres de intimidad en el set, se empieza a revisar toda la normativa en general y las políticas laborales para mujeres en particular. De esto ya no se puede volver atrás y menos en un contexto donde peligran las mujeres. El trabajo que hicieron los feminismos y las disidencias es un montón pero, seamos realistas, es un montón lo que nos falta. No se tiran abajo siglos de patriarcado en cien años. Pero, entendimos que la clave está en las bases que son las que tiran los cimientos y arman otros.

-Se refería a la tradición, ¿que película de cine nacional puede recomendar?

El Apego, de Valentín Javier Diment; Infancia Clandestina, de Benjamín Ávila; y Rojo, de Benjamín Naishtat. Son las películas más inteligentes de los últimos años.


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Luciana Mazzini Puga

Licenciada en Comunicación Social (UNQ).