Industriales y empresarios argentinos reclaman por la ciencia y la tecnología nacional

A través de cartas dirigidas al gobierno nacional, piden garantizar el futuro del país y advierten las consecuencias de desfinanciar el sistema universitario.

Con el recorte presupuestario peligran las investigaciones que se están llevando a cabo. Créditos: La Vanguardia.
Con el recorte presupuestario peligran las investigaciones que se están llevando a cabo. Créditos: La Vanguardia.

Distintos empresarios, industriales y asociaciones del sector expresaron su preocupación por la situación que atraviesa la ciencia y la tecnología argentina mediante cartas dirigidas a Nicolás Posse, Alejandro Consentino y Daniel Salamone (jefe de gabinete, secretario de Innovación, Ciencia y Tecnología y presidente del Conicet, respectivamente). En este sentido, advierten que los despidos y el desfinanciamiento que se llevan adelante impactan sobre la posibilidad de desarrollo nacional. Mientras que el gobierno apunta a un sistema donde sean los propios laboratorios quienes busquen sus capitales y dirijan sus esfuerzos a las necesidades extranjeras, estos actores expresaron su malestar con las políticas que lleva adelante el Ejecutivo. “No existe una industria nacional sin profesionales de alto nivel, que terminarán trabajando para el exterior, yéndose o pasando a otros rubros para poder vivir”, señala Bernardo González, director de Open Computación –empresa especialista en desarrollo de software–, en diálogo con la Agencia de Noticias Científicas de la Universidad Nacional de Quilmes.

Las adhesiones fueron presentadas por la Red de Autoridades de Institutos de Ciencia y Tecnología junto al trabajo de la Mesa Federal por la Ciencia y la Tecnología. En la misiva, la Red destaca que “el desarrollo científico y tecnológico es esencial para el progreso y el bienestar de las sociedades y desempeña un papel crucial en el crecimiento económico de un país”. A su vez, advierte que “el compromiso con la ciencia y la tecnología es fundamental para garantizar el futuro del país, no solo en términos de avances científicos y tecnológicos, sino también en el ámbito económico y social”.

“La situación es clara. Si desfinancian las universidades, los centros de investigación y las empresas estatales o mixtas de alto nivel científico, lo único que logran es que los científicos dejen de ejercer sus especialidades y se vayan de Argentina para seguir con sus trabajos en otros países donde son muy bien considerados. La investigación lleva años, la inversión en su preparación es enorme y muchos temas deben ser tomados por el Estado porque sino se terminan yendo. En este sentido, las empresas privadas tienen otros campos en donde desarrollan sus estrategias”, subraya González.

Desarrollo en peligro

Las universidades, la ciencia y la tecnología son motores del desarrollo nacional. Optar por el impulso a lo local a través de la industrialización o ser proveedor de materia prima es una decisión que en Argentina no es política de Estado sostenida, sino que queda a merced de cada gobierno. Como resulta más fácil destruir que construir, cada vez es más complejo rearmar un proyecto que apueste al conocimiento como base del presente y del futuro. Aunque desde el Ejecutivo se resalta el rol de las empresas privadas, muchas de ellas son perjudicadas.

“En nuestra empresa un principio era generar tecnologías para las pymes argentinas que exporten con valor agregado. Pero el discurso y la primera pregunta que te hacen siempre es ‘cuánto exportás’. Acá quieren exportar mano de obra de especialistas formados en nuestro país. De dónde pueden salir ellos si no es de las universidades y los centros de investigación”, resalta el empresario.

A su vez, González señala que, de aprobarse el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI) incluido en la “Ley Bases”, las empresas extranjeras se apropiarán de los mejores recursos humanos y no desarrollarán tecnologías en Argentina.  

A modo de ejemplo, cuenta una anécdota que surgió en una reunión de empresarios de software en Bariloche. “Muchos son proveedores del Estado, hoy están recorriendo pymes para poder subsistir y ni les abren las puertas. Estuve con dos ingenieros ex-INVAP que dejaron de trabajar en la época de Menem y se montaron como empresas de software. Luego de la pandemia terminaron manteniendo un sistema simple de gestión y facturación que lo puede hacer cualquier estudiante. Hoy está pasando que hay gente formada con muchos años y tenemos su talento desperdiciado”.


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Nicolás Retamar

Redactor. Docente y licenciado en Comunicación Social.