Dora Barrancos: “Las grandes esperanzas están depositadas en las jóvenes generaciones”

La directora de la Cátedra Abierta de Género y Sexualidades de la UNQ analiza el contexto sociopolítico en el mes de la Mujer y detalla los desafíos que le quedan por delante al gobierno.

Dorra Barrancos en la Universidad Nacional de Quilmes. Crédito: UNQtv
Dora Barrancos es la directora de la Cátedra Abierta de Género y Sexualidades de la Universidad Nacional de Quilmes. Crédito: UNQtv

Según la organización feminista La Casa del Encuentro, se registraron 54 femicidios durante los meses de enero y febrero. Durante ese período, además, 128 mil mujeres recurrieron al programa Acompañar, destinado a fortalecer su independencia económica y la de personas LGBTI+ en situación de violencia de género. En este marco, miles de mujeres se volcaron a las calles la semana pasada contra la violencia machista, el impacto de la deuda con el FMI en la economía de mujeres y disidencias sexuales, la absolución de Higui – una mujer que fue detenida en 2016, acusada de matar a un hombre presuntamente para defenderse de una violación – y la aparición del jóven trans Tehuel de la Torre.

En este contexto, Dora Barrancos, directora de la Cátedra Abierta de Género y Sexualidades de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ) y actual asesora presidencial, habló con la Agencia de Noticias Científicas, sobre el escenario social actual en materia de género, los desafíos pendientes del gobierno de Alberto Fernández y la necesidad de una reforma judicial.

–Es el mes de la Mujer, ¿cómo observa el contexto social?

-Mi juicio es bastante optimista. La sociedad se ha corregido bastante. No es tan indolente y tampoco se ve una situación tan desaprensiva ni negligente. Hay reacción, que capaz no es la concatenada que queremos, pero la hay. Hemos andado un camino bastante interesante, con algunas regresiones, pero gastamos menos tiempo en explicar por qué esta situación es discriminante contra las mujeres, por qué es denigrante y por qué necesitamos vidas equitativas

–Recientemente se conoció el caso de una violación grupal en Palermo…

-En ese caso, inmediatamente hubo correcciones por parte de la sociedad en relación a  la palabra “manada”. Todas las emisoras, principalmente las televisivas, ya no ponen “violación en manada”. Es incorrecto y no corresponde a la índole antropológica de una situación desgraciada de violación de varios muchachos a una criatura indefensa. Igualmente, por más que estuviera en un estado de defensa, la situación sería la misma.

–La forma de vincularse es inculcada desde las infancias, ¿de qué manera se puede cambiar esto?

-Necesitamos un cambio totalmente redirigido a todos los aparatos de socialización. Es difícil pedirles a las familias que modifiquen sus perspectivas e ideologías, pero sí se le debe exigir eso a los organismos públicos de la sociedad. Todo el sistema educativo, incluso el jardín de infantes y el maternal, tiene obligaciones. Insisto en el porqué: la familia puede todavía tener reservas, como la ridícula formación de tareas de niñas y de varones. En cambio, los organismos de socialización, principalmente aquellos que dependen del Estado, no pueden seguir incurriendo en esa situación. A partir de ellos, tendremos una resocialización diferente que va a repercutir en el seno de la familia, no tengo dudas.

–¿Qué desafíos le quedan por delante al gobierno en materia de género?

-Hemos hecho un camino con modificaciones que no parecían muy probables de ser logradas, aunque habíamos apostado. Las conquistas de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo y la Ley de Cupo para personas trans son pasos extraordinarios. Sin embargo, necesitamos muchas medidas más. Todos los giros que necesitamos tienen que ver con la sociedad. Las grandes esperanzas están depositadas en las jóvenes generaciones, tenemos que apostar en ellas. Tenemos por delante un camino de la resocialización que quizás no es tanto en la competencia del hogar, porque demora un poco más, pero sí en las competencias de todo el sistema de socialización.

–Nombró los avances que tuvo el gobierno, ¿cómo analiza la implementación de la IVE en el país? 

-Tenemos lugares en donde hay problemas que tienen que ver con la objeción de conciencia. Pero no hay ningún lugar del país en donde un organismo público no haga un aborto. Durante el año pasado, hubo una práctica muy extensiva de la interrupción del embarazo y solo tuvimos una mala noticia a inicios del 2021, acerca de una muerte producida a raíz de un aborto en condiciones sumamente precarias. La implantación es resistida en algunos lugares, pero aseguro que no hay impedimentos graves porque siempre hay alguna forma de adecuar la asistencia a la persona.

–Recientemente se ha conocido el caso de un femicidio de una adolescente wichí, ¿se requieren políticas específicas destinadas a las mujeres indígenas?

-Estos casos son una desgracia y vuelven a prender todos los reflectores. Tenemos que hacer una gran extensión de los derechos y llegar a esas poblaciones. De todas maneras, ha habido un despertar extraordinario y, con ello, una expansión de la organización de las mujeres de comunidades indígenas en diferentes lugares del país. Estoy segura que la tarea más eficaz es que esas mujeres tomen una enérgica acción, y las vamos a acompañar con todas las fuerzas.

–Está en debate la necesidad de una reforma judicial con perspectiva de género, ¿cuál es su opinión acerca de ello?

-Es absolutamente necesaria e imprescindible a esta altura de los acontecimientos. Hay muchas propuestas de cómo cambiar el orden jurídico e, inclusive, la formación de las profesiones jurídicas. Ese va a ser un aspecto muy importante y central de las luchas que vienen. Se deben quebrar los presupuestos completamente arcaicos y desquiciados en el que se ha sustanciado el esquema de la justicia. Ha cambiado la situación en Argentina, pero necesitamos un estremecimiento mucho más decisivo.


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Luciana Mazzini Puga

Licenciada en Comunicación Social (UNQ).