Presupuesto 2025: una nueva amenaza que consolida el ajuste en ciencia y tecnología
El proyecto presentado por el gobierno nacional profundiza la situación actual del sistema y, en caso de aprobarse, será uno de los peores de la historia.
Antes de que termine el año, el Congreso debería tratar el Presupuesto presentado por el gobierno nacional para 2025. En este sentido, la hoja de ruta elaborada por el Ejecutivo constituye una nueva amenaza para la ciencia, la tecnología y la innovación en Argentina, ya que profundiza el recorte realizado en 2024. Según un análisis del Grupo Economía, Política y Ciencia del Centro Iberoamericano de Investigación en Ciencia, Tecnología y Desarrollo, la inversión destinada al sector será un uno por ciento más baja que la de este año. Sin embargo, el dinero descenderá entre 15 y 40 por ciento en organismo como el Conicet, el Instituto Nacional de Tecnología Industrial, la Comisión Nacional de Energía Atómica y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria. Aunque una Ley sancionada en 2021 preveía el 0,45 por ciento del PBI para CyT, los cálculos estiman que se ubicará en 0,20 por ciento y será uno de los peores en la historia.
“Nunca en 40 años hubo una caída del gasto nacional tan grande y en un lapso tan corto. En términos generales, se prevé un descenso de casi el 25 por ciento entre 2023 y 2025. En este marco, la baja en Ciencia, Tecnología y Educación es tremendamente marcada. Por lo tanto, al ajuste que ya estamos sufriendo se viene uno todavía mayor”, subraya Josefina Vaca, especialista en gestión de la ciencia y la tecnología, en diálogo con la Agencia de Noticias Científicas de la Universidad Nacional de Quilmes.
La Ley Nº 27.614 de Financiamiento del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación fue aprobada por el Congreso y establecía un aumento progresivo del presupuesto nacional destinado a ciencia y tecnología hasta alcanzar el 1 por ciento del PBI en 2032. Sin embargo, el proyecto para el próximo año suspende sus artículos más importantes ligados a los montos económicos.
A pesar que el descenso general entre 2024 y 2025 es del 1,1 por ciento, la cifra cae por encima de los diez puntos cuando se analiza a la mayoría de los organismos. Por ejemplo, el presupuesto destinado al Conicet caerá un 22 por ciento, el del Servicio Geológico Minero Argentino un 24,6 por ciento y el del Instituto Nacional de Tecnología Industrial un 37,6 por ciento. Incluso, si se los compara con la inversión ejecutada en 2023, hay organismos como el Banco Nacional de Datos Genéticos y la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación que tienen bajas superiores al 50 por ciento.
“Las actividades de ciencia y tecnología se desarrollan en su mayoría a mediano y largo plazo. No contar con los recursos necesarios implica la suspensión de actividades, la paralización de los desarrollos y la fuga de cerebros, lo cual tiene costos reales y concretos. Además, no solamente se está sufriendo un ahogo presupuestario en el sentido de la asignación de recursos, sino también de la escasa ejecución del dinero ya pautado. Es muy grave lo que se está viviendo”, detalla Vaca, integrante de la Mesa Federal por la Ciencia y la Tecnología.
A su vez, el Presupuesto 2025 atenta contra la federalización y la distribución equitativa de los recursos en las diferentes provincias, estipulada por la Ley de Financiamiento en su artículo 8. Si bien el nuevo proyecto no lo suspende de manera formal, su paralización se da por hecho. Así explica su importancia la especialista, quien además es egresada de la Universidad Nacional de Quilmes en la maestría en Ciencia, Tecnología y Sociedad: “El artículo 8 establece que el 20 por ciento del incremento anual del presupuesto de Ciencia y Tecnología se debe ejecutar en las provincias priorizando las de menor desarrollo relativo”.
Y continúa: “Cuando se analizó el presupuesto 2019 vimos que se asignaba un poco más de mil pesos per cápita, pero cuando miramos la distribución territorial pudimos ver que, por ejemplo, alguien que vivía en Santiago del Estero recibía 400 pesos, mientras que alguien que vivía en la Ciudad de Buenos Aires recibía casi 4000 pesos. Entonces, el objetivo fue reducir estas desigualdades tan enormes”.
Aunque el gobierno nacional resalta la importancia de la inversión privada y la necesidad de que los científicos “salgan a competir al mercado”, los números demuestran que ese sector apuesta muy poco a la ciencia y la tecnología nacional. Incluso, en los países más desarrollados, es el Estado el que sostiene los desarrollos públicos y apuntala a las empresas privadas, como es el caso de Estados Unidos y las compañías de Elon Musk, que reciben miles de millones de dólares en subsidios, contratos y exenciones impositivas.
Ante este panorama, desde la Mesa Federal por la Ciencia y la Tecnología hablan de ‘cientificidio’. “Para nosotros significa la destrucción sistemática del sistema de ciencia, tecnología e innovación, y eso es lo que nos está sucediendo. Incluso me atrevo a decir que es la destrucción sistemática e intencionada. Estamos sufriendo un cientificidio y necesitamos frenarlo. Por eso, llamo a los legisladores y legisladoras para que frenen este presupuesto que destruye todas las políticas públicas tan esenciales para la vida de los argentinos y las argentinas”, resalta Vaca.