Las expectativas de la comunidad universitaria de cara a la marcha del miércoles

Beatriz Gentile, rectora de la Universidad del Comahue; Diego Viera, consejero directivo de la Fatun; y estudiantes dialogan con la Agencia sobre los recortes a las casas de estudio.

Se espera el acatamiento del 97 por ciento de la comunidad universitaria para esta marcha. Créditos: SwissInfo.
Se espera el acatamiento del 97 por ciento de la comunidad universitaria para esta marcha. Créditos: SwissInfo.

Bajo la consigna “Sin salarios justos, no hay universidad pública” y ante el anunciado veto, este miércoles las universidades nacionales marcharán en defensa de la ley de financiamiento que busca recomponer los salarios de docentes y nodocentes. Los gremios rechazaron la repentina propuesta de aumento del presupuesto de un 6,8 por ciento y acusaron al gobierno de no tener voluntad para dar soluciones a la situación económica que viven las Universidades y sus trabajadores, así como también de realizar un “acto desesperado” frente a las próximas movilizaciones. “El ofrecimiento que hizo el ministerio era más que insuficiente al no reconocer ninguna recomposición. De todas maneras, lo entiendo solo como una forma de poder generar un relato que les permita decir que la marcha no tiene sentido“, explica Beatriz Gentile, rectora de la Universidad Nacional del Comahue, a la Agencia de Noticias Científicas de la UNQ.

La situación de los trabajadores de las universidades es alarmante. Según el reciente informe “Emergencia salarial de los trabajadores universitarios”, realizado por Universidad Pública Argentina (espacio que nuclea a los representantes de todas las universidades del país), más del 85 por ciento de los docentes universitarios cobra por debajo de la línea de pobreza, al igual que el 60 por ciento de los nodocentes.

En este marco, el Congreso había votado a favor del financiamiento universitario que busca recuperar el poder adquisitivo, igualar los sueldos docentes y nodocentes con la inflación, asegurar los gastos de funcionamiento y las becas para estudiantes. Sin embargo, el presidente Javier Milei afirmó mediante la red social X que vetará la ley y la comunidad universitaria responderá con una marcha que, aparenta ser, multitudinaria

“Durante la primera parte del año, la discusión con el gobierno giraba en torno a que la prórroga del presupuesto 2023 nos dejaba un 300 por ciento abajo en gastos de funcionamiento”, cuenta Gentile. Tras la manifestación de abril, el gobierno envió una recomposición de un 270 por ciento para dichos gastos, pero no para los salarios. En una primera instancia llegó a la Universidad de Buenos Aires y, en julio, al resto. “Se trata únicamente del 10 por ciento de todos los gastos que tiene una universidad. Ahora bien, en la segunda parte del año nos encontramos en la misma situación por la deuda que se tiene con la recomposición salarial de docentes y nodocentes“, detalla la rectora.

Así, el consejero directivo de la Federación Argentina de Trabajadores de Universidades Nacionales (FATUN), Diego Viera, declara a la Agencia: “En caso de que el presidente presente el veto, les pedimos a nuestros legisladores que defiendan a su pueblo; habrá que conseguir los dos tercios necesarios para que la ley entre en vigencia y, de esta manera, dar un paso importante para encontrar la solución tanto al presupuesto de funcionamiento de las universidades como el salarial. Necesitamos que la sociedad defienda el futuro y la posibilidad de progreso de sus hijos y nietos”.

Esta marcha gira en torno a la recomposición actual pero habilita también la discusión sobre el proyecto del Presupuesto 2025 ya presentado por el gobierno nacional. “El Consejo Interuniversitario Nacional pidió 7,2 billones de pesos para que funcione todo el sistema universitario argentino y el Poder Ejecutivo propone solo 3.8 billones“, informa Gentile. Es decir, que ya se habla de un recorte del 50 por ciento para el año próximo.

Universidades ¿provinciales? 

A este contexto se le suma la versión de que el gobierno presentaría un proyecto en el que las universidades nacionales pasen a quedar bajo la órbita de los gobiernos provinciales, asunto que ya fue rechazado por las distintas federaciones, gremios y rectores y rectoras.

“Es romper con una lógica nacional que asumió el gobierno argentino desde que entendió que la soberanía científica y la formación de profesionales era, justamente, una tarea del Estado Nacional. Pensar en la provincialización no es más que otro globo de ensayo de este gobierno para correr la agenda y ocultar la enorme responsabilidad que tiene de sostener la educación pública“, define Gentile.

En la misma línea, Viera, secretario general de la Asociación de Trabajadorxs de la Universidad Nacional de Quilmes, manifiesta a la Agencia: “Cuando dicen que quieren transferir las universidades a las provincias buscan el desfinanciamiento y arancelamiento de ellas. Es una política clara de los gobiernos de derecha la de desfinanciar las universidades para cancelarlas porque no les sirve tener personas pensantes formadas”.

Los estudiantes sí la ven

Camila Basso, estudiante de la Licenciatura en Comunicación Social, dice a la Agencia: “En las aulas las dinámicas han cambiado mucho por este problema. Más allá de los paros, los cuales son totalmente justificados y respetables, en las clases siempre se comenta la situación actual en algún momento. Muchas veces son los y las profesores que nos preguntan a nosotros qué pensamos, pero también somos nosotros los que hacemos las preguntas, porque tenemos tanta incertidumbre como ellos y ellas”.

Las universidades están hechas por y para los estudiantes por lo que los salarios de docentes y nodocentes impactan directamente en la calidad de las clases, en que los profesores elijan quedarse en las universidades públicas frente a las privadas y que los establecimientos sean acogedores para ellos. Así lo explica Karen Acosta, estudiante de la Licenciatura en Artes Digitales: “A comparación de otros años se notan los cambios por la falta de presupuesto, en algunos pasillos no hay luz o no hay papel higiénico en los baños. También pasa que la oferta se redujo y hay compañeros que están en el tramo final de la carrera y no pueden anotarse a materias porque no se dictan o tienen horarios que no son accesibles”.

Por su parte, Nahuel Goya, estudiante de la Tecnicatura en Producción Digital de la UNQ, apunta: “Me preocupa que se llegue al punto de tener que cerrar las puertas de la universidad. Como estudiantes tenemos que saber que cada una de estas cosas va de la mano con menos trabajo para los docentes, menos oportunidades de realizar prácticas que desarrollen nuestro perfil profesional, menos lugares para personas que no tienen la posibilidad de elegir otra universidad”.

Y agrega: “El desfinanciamiento ataca a todos y mientras esta situación siga así estaremos más cerca de quedarnos sin nada”.


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Luciana Mazzini Puga

Licenciada en Comunicación Social (UNQ).