Estela Díaz: “De sancionarse, la Ley Bases garantizará una vejez femenina en la pobreza”
El proyecto que se discute en el Senado puede afectar la realidad de miles de mujeres. Un diálogo con la ministra de Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual bonaerense.
Estela Díaz es la primera ministra de Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual de Buenos Aires, provincia gobernada por el opositor Axel Kicillof. A días de la próxima movilización de Ni Una Menos, dialoga con la Agencia de Noticias Científicas de la Universidad Nacional de Quilmes acerca del impacto que tienen las medidas del gobierno de Javier Milei sobre las mujeres y la provincia de Buenos Aires, las tareas que lleva adelante su cartera y el rol que tendrán los feminismos en los próximos años. “Las mujeres, feministas o no, son protagonistas a la hora de enfrentar las políticas neoliberales y la ultraderecha lo sabe, por eso nos declara enemigas”, afirma.
-Ya van seis meses del gobierno de Javier Milei, ¿qué cambios hubo en torno a las mujeres e infancias?
-El gobierno nacional decidió eliminar el ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación. Digo “eliminar” porque no solo lo degradó a subsecretaría, sino que hasta la fecha no hay continuidad de las políticas que se impulsaban. Allí, funcionaban programas que abordaban las violencias por razones de género que ya no están y las autoridades no dan respuestas. Por otra parte, hubo un incremento de la pobreza que afecta principalmente a las mujeres e infantes y, según los datos de Unicef, creció veinte puntos la indigencia respecto de años anteriores.
-Entonces, pasaron a ser sectores que no pueden sostener cuestiones básicas como la alimentación.
-Exacto. Esto es aún más grave si pensamos que quienes siguen cuidando a las niñas, niños y a todas las personas dependientes son las mujeres. Entonces, además de la económica, hay un aumento de la pobreza del tiempo porque tienen que estirar hasta el infinito la jornada de trabajo para resolver aspectos básicos, como el traslado de hijos e hijas a la escuela, alimentos, ropa o salud. Es un momento muy difícil porque el modelo excluye ampliamente.
-Se está tratando la Ley Bases en el Senado, ¿cómo afecta a las mujeres?
-Un punto que es terrible es la eliminación de la moratoria previsional y el aumento de cinco años de aportes. Ocho de cada diez mujeres se jubilan por moratoria. De sancionarse, esta ley nos garantizará una vejez en la pobreza y con discriminación porque el pago que quieren hacer es de un 20 por ciento menos que la jubilación que hoy tenemos. También, se reducen las licencias de maternidad y posibilita los despidos sin justificación. Antes debatíamos si ampliar las licencias de maternidad y paternidad y ahora las quieren reducir.
-Frente a la crisis, ¿qué respuesta se les está dando a las mujeres desde el ministerio?
-Hay una fuerte decisión del gobernador de sostener el compromiso electoral con las y los bonaerenses acerca de seguir con el proyecto que empezamos hace cuatro años. Esto supone la continuidad de este ministerio, pero también que la perspectiva de género sea una política transversal al conjunto del gobierno. En ese sentido, apuntamos a sostener la obra pública que Milei abandonó y, en particular, los centros de desarrollo de la primera infancia. Hay 46 centros que buscan atender a niños y niñas de 45 días hasta los 4 años y que el gobierno nacional decidió no hacerlos, pero la provincia les dará continuidad. Asimismo, tenemos una gran cantidad de iniciativas relacionadas al sostenimiento y mejora de programas alimentarios, becas para estudio, el apoyo a programas que atienden víctimas de violencia de género y dando herramientas para ayudar a quienes sufren vulneración de sus derechos.
-¿Cuentan con el presupuesto suficiente?
-Desde el gobierno nacional se desfinanció a todas las provincias pero en mayor porcentaje a Buenos Aires. Se cortaron fondos que ellos llaman discrecionales, pero que en realidad obedecen a marcos legislativos, como el Fondo Nacional de Incentivo Docente, el Fondo de Fortalecimiento de la Provincia de Buenos Aires y el Fondo de Fortalecimiento de la Seguridad. Además, el ajuste económico es profundamente recesivo y eso impacta también en la recaudación propia de la provincia y de los municipios. Buenos Aires es un motor industrial de Argentina, por lo tanto tenemos un peso fuerte de recaudación propia. La mitad del presupuesto son fondos propios, lo demás es coparticipable y, por esta recesión y ajuste, empieza a haber una caída.
-Entonces, ¿cómo sostienen las obras?
-Mediante esos fondos, la Ley fiscal impositiva que fue votada por el Legislativo de la provincia y la posibilidad de endeudamiento. Así sostenemos la obra pública, programas sociales, el mejoramiento de cuestiones relacionadas a la salud, la educación y las políticas de género. Tanto los intendentes opositores como oficialistas trabajan de manera articulada con la provincia lo que permite dar respuestas en el marco de una crisis económica feroz provocada por las políticas del gobierno nacional con una velocidad inusitada. Defendemos los derechos y denunciamos que la vigencia del DNU 70/2023 es parte de estas políticas desregulatorias que nos dejan inermes frente a la especulación de sectores concentrados económicos.
-Ciertos sectores entienden que el triunfo de Milei es una reacción frente a las conquistas de derechos de los feminismos y diversidades. ¿Cuál es tu opinión?
-Creo exactamente lo contrario. Quien diga eso ni siquiera lee las explicaciones de cómo son las orientaciones de voto: mayoritariamente los varones votaron a Milei, mientras que las mujeres en una proporción significativa mayor le dieron votos a Unión por la Patria y fueron cruciales en el triunfo de Kicillof en la provincia de Buenos Aires. A la hora de pensar el desaliento frente a la propuesta política de Unión por la Patria debemos mirar dos factores cruciales: los números de inflación y la falta de una redistribución mayor de la riqueza. También, hay un clima de época de la derecha antifeminista, antiderechos, negacionista del terrorismo de Estado y de la crisis ambiental. Pero eso no se responde derechizándonos o planteando que hay que moderar la agenda, sino construyendo una alternativa política con un Estado presente y una sociedad organizada que demuestre que hay otro camino posible.
-Alguna vez ha dicho que el feminismo incluso ha ayudado a que se pierdan menos votos en la región.
-Sí, Brasil es un gran ejemplo de eso. Previo a que gane Bolsonaro, las mujeres realizaron una enorme movilización que logró que se achique la distancia entre los candidatos. Las mujeres en general, feministas o no, son protagonistas a la hora de enfrentar las políticas neoliberales y la ultraderecha lo sabe, por eso nos declara enemigas. En momentos de crisis, las mujeres resuelven temas de la vida cotidiana, tejen redes y hacen estrategias de supervivencia, como hacer compras comunitarias o que algunas lleven a varios pibes y pibas a la escuelas porque así se paga menos. También, han ganado espacio público para construir su presencia y debatir el derecho a una vida más digna.
-¿Qué lugar le toca a los feminismos y al ministerio de cara a estos cuatro años?
-La lucha es indispensable. En el caso de los recortes de derechos, estamos haciendo denuncias administrativas y pidiendo que llamen desde el Consejo Federal de las Mujeres que nunca más convocó. Pero, además, no hay otro camino que la calle. Necesitamos estar tanto en las grandes movilizaciones, como en las plazas de nuestros pueblos, en las escuelas, en las cooperadoras, en los clubes. Debemos dialogar, reflexionar y acompañarnos para defender los derechos conquistados.